A los padres…
Los hijos son un regalo de Dios, quizá el mas grande regalo que Dios nos da, y es nuestro deber como padres enseñarles, guiarlos, darles amor y prepararlos para la vida que tendrán por delante.
Me llamo la atención el otro día que el co-pastor de nuestra iglesia decía que muchas veces cuando estamos jóvenes nos hacemos promesas de que cuando tengamos nuestros propios hijos haríamos esto o aquello, y cuando los tenemos nos olvidamos de lo que haríamos con ellos y nos enfocamos en otras cosas como el trabajo etc.
Contaba el acerca de un padre que tenia a un niño de 10 años, al que le estaba enseñando a cortar el césped de su casa.
Este padre tenía un bello jardín, el más hermoso de la vecindad y un día que le decía a su hijo como cortarlo, vino su hijo y cogió la podadora y empezó cortando el pasto y siguió hasta cortar las flores del hermoso jardín.
El padre al ver lo que su hijo había hecho se enojo con el y empezó a desesperarse y a reprenderlo fuertemente.
La esposa al ver lo que sucedía le dijo a su esposo: -Cariño, acuérdate que estamos criando hijos y no flores.
A veces nos olvidamos cuales son nuestras prioridades como padres y nos olvidamos de nuestros hijos por atender las cosas materiales.
Dedica tiempo a tu hijos que cuando vengas a ver han crecido, se han ido y ya es demasiado tarde muchas veces para querer hacer en un día o en un momento lo que no pudimos hacer en toda su niñez y adolescencia.
El pastor terminaba diciendo el siguiente pensamiento de un padre:
Si tuviera que volver a criar a mi hijo…
Primero construyera su autoestima y la casa después,
Pintaría más con el dedo y lo apuntaría menos con el dedo,
Apartaría mis ojos del reloj y lo miraría mas a el,
Dejaría de jugar a ser serio y jugaría seriamente,
Daría más abrazos y menos retos,
Pondría como modelo no tanto el amor a poder
Como el poder del amor.
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