Cuando se nos da la oportunidad de ser padres, queremos lo mejor para nuestros hijos, y deseamos que ellos lleguen a ser hombres y mujeres de bien, y que conozcan al Señor. Y muchas veces nos preguntamos cómo lo lograremos o si podemos hacerlo.
Sé que la tarea que tenemos los padres es difícil pero no imposible, porque Dios a depositado en nosotros algo grande que hace posible que llevemos a cabo cualquier cosa por nuestros hijos y eso es AMOR.
El amor que sentimos por ellos es mas grande que cualquier cosa y nos hará tomar las mejores decisiones para nuestros hijos.
Deseo compartir contigo este párrafo que me enseño mucho con respecto a como tratar a nuestros hijos.
Si amas a tu hijo
Contéstale, no lo informes,
Protégelo, no lo cubras,
Ayúdale, no lo reemplaces,
Abrígale, no lo tapes,
Ámalo, no lo idolatres,
Acompáñalo, no lo lleves,
Muéstrale el peligro, no lo atemorices,
Incorpóralo, no lo aísles,
Aliéntalo, no lo desencantes.
No le exijas ser el mejor, pídele que sea bueno y dale tú el ejemplo.
No le enseñes a “ser”. Se tú, como quieres que el sea.
No le dediques tu vida, vivan todos;
Recuerda que tu hijo no te escucha, te mira.
Y finalmente, cuando se rompa la jaula, no compres otra, enséñale a vivir sin ella.
▬ Autor desconocido.
Tomado de la revista:
La Antorcha de la Verdad.